sábado, 13 de mayo de 2017

Sueño lo que no vivo y vivo lo que no sueño

Sueño en un mundo en el que no vivo y vivo en un mundo en el que no sueño...
Ese extraño momento en el que aprendes a vivir una vida soñando y soñar aprendiendo una vida en la que no vives... ¿Soy yo? ¿Eres tú? Ya poco se distingue lo real de lo que no lo es... porque... ¿en algún momento he sabido cuál era? No lo sé, nadie me lo enseñó... Ese extraño momento en el que tienes que decidir... ¿Qué es lo realmente importante? ¿Lo que sueño? ¿O lo que vivo?
Lo cierto es que si dejo de soñar... dejo de vivir... y si dejo de vivir dejo de soñar...
Mundo de contradicciones en el que la especie avanzada, a veces... es la más retrasada... en el que la apariencia cada vez demuestra menos en un mundo donde se muestra lo que se sueña y no lo que es. Tienes una careta y lo sabes, si tanto te gusta tu nueva careta empieza por aplicarla hacia ti mismo y lo que te rodea... porque al final ¿de qué te servirá enseñarla a quién no le importa?
¿Lo más difícil?
Aprender a soñar... porque gusano eres y en gusano te convertirás, aunque seas ave... eso reza lo que me rodea... y lo peor de todo es que yo también me lo creí... solo hasta un momento...
¿Qué pasó?
Comencé a soñar...
¿Y qué soñaste?
Que aprendí a volar...
(¿Donde estás?)


viernes, 28 de abril de 2017

Le dijo la sombra al sol

Lo siento pero... No me acuerdo de que alguna vez estuviéramos juntos... no recuerdo ninguna vez en que haya llorado de la risa... te juro que intento imaginarme un recuerdo bonito... Pero no lo encuentro... Solo recuerdo en tonalidades oscuras una infancia marchita y golpeada cada vez que aparecías... La niñez con miedo de verte aparecer y cada vez que lo hacías yo me escondía, raudo y temeroso... Y una adolescencia vivida creyendo que no era nadie, porqué dejé de ser yo...
Me encantaría poder decirte un "te quiero" pero lo siento... No recuerdo ningún momento...

(Le dijo la sombra al sol)

domingo, 5 de febrero de 2017

La estación de tren.

Era una vieja estación de tren, una estación bastante particular, ya que todos los trenes que llegaban siempre partían a sitios distintos. Allí se encontraron ellos... entre el bullicio de la gente con sus idas y venidas, golpeteo de tacones de zapatos, megafonía, sonido de motores, trasiego en los propios comercios de la estación y sobre todo un sonido incesante de la gran actividad de las tazas y platos de la cafetería. 
Allí estaba él, con aire desaliñado, zapatos desgastados por el uso de muchos y desconocidos kilómetros, una vieja mochila aparentemente medio vacía y cierto aire misterioso, pasaba entre la gente sin que se percataran de su presencia. Fue a sentarse a un banco a esperar su turno de partida.
Allí estaba ella, caminando de forma briosa, zapatos nuevos, combinando ropa y colores bien enconjuntados, en sus desplazamientos por la estación agrupaba las miradas a su paso de aquellos que jugaban con la mente vacía para contar el movimiento de su contoneo. Fue a sentarse a un banco a esperar su turno de partida.

El reparto de espacio en la estación quiso que se encontraran en bancos opuestos uno enfrente del otro. En un momento en el que ambos estaban ocupados y entretenidos en sus pensamientos, se despistaron, y sin querer desviaron sus miradas llegando a un cruce entre si. Se miraron, y no dejaban de verse... pasaron milésimas de segundo de cierta tensión, cuando en un acto casi reflejo ella sonrió, él intentó desviar su mirada, cosa que no consiguió con su pensamiento. Pasaron segundos, minutos... es posible que horas... el tiempo estaba empezando a ser relativo para ellos, ya que durante ese tiempo hubo juego de miradas entre ambos. En algún momento del juego él tuvo el empuje suficiente para levantarse y presentarse ante ella. Se conocieron, y empezaron a pasar tiempo juntos, y sin quererlo las horas en la estación del tren se hacían minutos. Él, un viajero incansable, le enseñó a ella los recónditos y peculiares lugares de las estaciones y sus secretos, contándole misterios y aventuras. Ella, la dulzura hecha en persona, le contaba sus experiencias y travesuras, aportando la alegría y la sonrisa con risa fácil. 

La combinación dio lugar a momentos especiales... momentos en los que ambos aprendieron, ambos disfrutaron, momentos en los que ambos se sentían únicos... pero... como era de prever ... dentro de la estación también se encontraban más personas que llamaban la atención de ella. Le ofrecían de todo a su paso, le decían todo lo que ella quería oír, aunque eso ella ya... si... ya lo conocía muy bien. Atraída por la barahúnda, poco a poco su atención era conseguida por aquellos que querían atraer su persona hacia sí... al final lentamente lo consiguieron... ella sin darse cuenta, y casi sin querer soltó un "-Ahora vengo-" a él para que esperara, y él se quedó sentado en el banco de la estación donde seguía esperando a su tren.

Mientras tanto a ella le empezaron a llover ofertas ociosas, de diversión, vicio y lujuria que le conducían a la cafetería. Atraída por el escándalo y el movimiento fue aceptando cada una de las ofertas, hasta llegar un momento en el que no se veía el final, una fiesta sin fin en el que todos sus protagonistas parecían estar en un punto de felicidad del que no había retorno. Se divertía... se divertían... ella... con ella... pasaba de mano en mano siendo todo un juego... hasta que se dio cuenta de una cosa, de un detalle. Si, se divertía, pero faltaba algo... y se acordó... se acordó de él. En ese momento decidió soltar la mano de los que la tenían agarrada y decidió salir a buscar. Buscó y buscó, pero a esa persona no halló, y justo en el banco donde se sentó al principio, ella encontró una nota que él escribió: 

"Me encantó conocerte, eres especial, no lo desaproveches. Me hubiera gustado poder pasar más tiempo juntos, pero mi tren ha llegado y me tengo que ir. Un fuerte abrazo. 
Firmado: Él"

Ella, con el corazón incierto de no saber demasiado bien lo que pasaba y ciertas lágrimas en los ojos, quiso volver al jolgorio para realizar un intento de olvido de lo vivido, pero cuando llegó se encontró con una situación totalmente distinta a la que ella recordaba... parte de los que estaban antes y por los que pasó de mano en mano, ya no se encontraban, y la otra parte, por la que también pasó, estaba poco a poco levantándose sin fuerzas y con olores fuertes y desagradables que provenían de sus entrañas, con sus vestimentas sucias, desaliñadas, totalmente descuidados, con aire de desaliento y tristeza, empezaron a volver a sus rutinas pidiendo limosna en la estación de tren para poder tener otra noche de "felicidad sin retorno".

Ella... triste y alicaída, con aspecto semejante a los que le rodeaban... de todas las opciones que tenía para escoger lo que escribiría su futuro y así su historia, decidió....



lunes, 12 de septiembre de 2016

Herido por sonrisa

- "Estaba justo ahí..." (señalando con el dedo) "Cuando de repente se dio la vuelta sin esperarlo ni preverlo.... ¡¡BUUMM!!... ¡¡EXPLOTÓ!!... estalló una sonrisa en su cara... y salí volando... te juro que no la vi llegar... pasó todo demasiado rápido... y... en fin... aquí sigo convaleciente... eso que ya ha pasado bastante tiempo... a veces todavía lo recuerdo..." 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Amor a la carta

- ¿Hola? ¿Sí? Por favor, quiero pedir la chica número 10 del menú. A parte de lo que lleva de simpatía, buena de corazón y apañada... ¿Le podría añadir un poco de dulzura y mimos? No le ponga faltas de ortografía a su escritura, y échele mucho de conversaciones y reflexiones tumbados a la luz de la luna hasta el amanecer, bastante también de susurros al oído... no se pase en exceso con la sonrisa picaresca, y la quiero al punto de mirada profunda y tierna. ¡Gracias!

* ¿La quiere para llevar?

- Eh... ¡Sí! La quiero para llevar sin rumbo fijado, tanto al cine, playa o montaña... como otro cualquier lado. ¿Viene con días de "peli", manta y palomitas?

* Sí.

- Genial... ¿Cuanto es?



"Yos" de repuesto.

- Hola ¿Tienen "yos" de repuesto?
+ ¿Perdona?
- Si... es que el mío llevaba un tiempo dando fallos sin funcionar del todo bien, y ahora que se me ha perdido, preguntaba por si vendían de repuesto para volverlo a tener ya que me era bastante útil y ya no se que hacer sin el...
+ Ehh...

(Cosas comunes en un matutino paseo mental)






viernes, 24 de abril de 2015

Cuando la piel se te eriza...

Entonces y solo entonces, cuando la piel se te eriza y los pelos se ponen como escarpias, el frío y la humedad te calan hasta el alma, y mal dices a unos cuantos dioses del Olimpo, es cuando dices...:
- MIIIIIIIERDA, se me ha olvidado poner la toalla...

Fin.

Rafael Mendías.